Quédate Josué


Que bizarra sensación la de tu ausencia, ¿qué pedo Josué? Se derritió tu imagen cuando me dieron la noticia, estabas aquí en el patio tocando como la única vez que estuviste.  Salí de la casa para no pensar, para no reconocer lo frágil que es la vida. Desde Chamacuero hasta aquí te conocí callado con toda la vida guardada en tu delgadez y tu altura, con los secretos metafóricos escritos que me dejaron perpleja. Conocí tus gestos: el nerviosismo líquido que a veces aparecía, frágil como el agua que se coge con la mano y que se escapa. El agua, ¿será el agua tu sueño más profundo?, ¿será que no te pudiste detener?, ¿será que el agua te llamaba? Tus amigos más íntimos siguen sin creer que no estas, y yo repito tu nombre por si acaso te quieres quedar a resonar en los tambores y en la poesía. Quédate Josué, quédate.

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