Sin darnos cuenta



Han pasado dos semanas y el sabor de tu boca sabe a mar,
a mar de lágrimas o a mar y muerte,
o a mar incipiente: principio que parte de una historia trunca.
Pues qué puede ser finito si la muerte es una mujer pariendo
y la vida una mujer que muere lento.
Podrías ir contando los días,
distinguir los sabores todas las mañanas
cuando tu boca guarda los recuerdos inconscientes entre los dientes
y todos los matices de la sal como la angustia,
la frustración y el final.
El final…
En ocasiones el acontecimiento último
nos impacta sin que el proceso nos sorprenda,
sin darnos cuenta que todos estamos surcando un camino
por donde el agua – todo líquido corporal - corre.
Por encima o por debajo de la tierra el surco encuentra cause cuando el agua lo guía.
Así las vivencias líquidas hacen sus propios surcos en un corazón dúctil.

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