Remedio.

Enterremos a la muerte,
agua sin sed,
sol sin sombra,
hombre sin mujer,
tierra estéril,
día eterno,
invierno sobre invierno.
Castrenle, que no aparezca en las tinieblas, y robe aromas,
que no se coma la luna o al sol.
Pica pies de amor,
comején acorralado,
lengua larga de los montes a los lagos, que come miel;
fin de todo, nada.
¡Aniquilen a la muerte, que el dolor se vaya!
Así tararea la voz ahogándose en el vacío, poniéndole fin al veneno junto a la copa de vino

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