La luz del vacío

Por si acaso el silencio se atreve a preguntar otro de sus astutos huecos sobre ti, abre la boca profundamente, expón la onda de un beso que sofoque el desastroso aliento, que en la ambivalencia de tu ser, el silencio pueda provocar.
Con el tiempo el silencio no duele más, pues hoy que imaginas los mundos ocultos que en ti se enredan, las luces que adornaron tus ventanas avanzarán afiladas en auxilio de tu distraída oscuridad.

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