El fuego y el viento



Un fuego se expande sobre el valle, complacido y alegre se alimenta del calor de un desierto ardiente, cristalino y punzante. El fuego hace crecer las crestas de su orgullo por vivir, se levanta y se extiende hasta chispear en sus orillas estrellas de una constelación única. En el centro de sus pequeñas llamas aparecen las tiernas miradas de unos ojos pequeños que se asoman como detrás de un cristal. El viento cálido se eleva sobre el valle y desde ahí reconoce el horizonte infinito de una esfera interminable, entonces nada lo detiene.
Una humedad sigilosa se disipa en un instante, nadie la vio venir, nadie la esperaba, nadie la quería. El viento parece callar como si el agua le pesara en las alas y lo dejara quieto. 
El fuego ha muerto. 
¿Qué será del valle sin la llama?

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