Entre las aguas



Sabemos cuando los ríos se bifurcan,
o los charcos se construyen,
o las piedras se dejan llevar y las aguas se dejan fluir.
Sabemos cuando algo comenzó entre las aguas de los ojos
y los mares de la imaginación sin horizontes,
lo sabemos porque el agua nos dice,
nos transporta y nos empuja.

Son las aguas las  que guardan sabiduría de  transparencia
cuando el amor es sincero,
cuando se desborda de los ojos cristalinos sin pretensiones,
del lago de la boca sin remordimientos,
de la sal húmeda de dos cuerpos que se aman sin limitaciones.
Y por doloroso que sea,
también nos anuncia el aprendizaje del agua turbia
cuando a los ojos agitados les es imposible reflejar,
cuando a la boca amarga le es imposible florecer,
cuando al agua de dos cuerpos les es imposible amar.

Abro los ojos para reconocer el rocío.

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