Transformación

Paso a paso, se matizan los senderos con mis pies fríos, suenan mis uñas, es el sonido tétrico de la vida en camino.
Cuando la huella que el viento lleva entre sus capas desaparece tras de mi añoro aquel momento que no olvido, cuando limpiamente me dispuse a morir, a finalizar el andar circular, repetitivo, pero fui rescatada del dolor agudo, del amor quebrantado y caminé hacia el mismo lugar.
La muerte, que para algunos es húmedo calor, vientre contraído, fervor...Para mis manos frías es más un cálido abrigo que concluye el día simple, que propone el sueño extenso, el sol abierto.
La muerte de todos los días nos aleja del nacimiento, pero todos los días renacemos cuando el fin de cada episodio cotidiano nos abre una puerta al sol nuevo.
Morir no es quedarse llena de olvido y viajar entre el camino que recorro hoy. Es andar la vereda nueva sin uñas que se arrastren, sin viento que levante lo que el tiempo nos dejo. Pero tambaleo en darle muerte al camino recorrido porque temo trasformarme.

Cuando me colman los días y las noches me acorralan me propongo pensar en tus lagrimas, débiles siluetas de tu amor agudo, tan lindo amor, que al vivir en el dolor se calla cristalino. Pienso en la risa que desvanece cualquier lagrima de tus mejillas y que olvida. Tu risa fulminante que aniquila al desanimo.
Así la vida y la muerte no es el inicio y el fin, es el viaje en los cambios instantáneos que aparecen ante nuestro asombro o es el cambio radical que muy en fondo nos inquieta ante nuestra inconformidad.

Tu sonrisa me recuerda a los árboles de ese bosque que recorro. Son tan nobles cuando paso entre sus hojas cobijada con el amor reflejado en los sonidos que deleitan sus ramas, las mismas que dan abrigo día a día a esa ave taciturna que desiste en callar pues es en su canto  donde inicia la cadena de lo eterno.
Ese árbol que levanta sin esfuerzo el cansancio que me carga el tiempo, noblemente permanece mientras del bosque al desierto me decido a correr.
El viento vuelve a llevarse mis huellas lejos. Necesito reír después de mi llanto y comenzar de nuevo. No se trata de dejar todo atrás y seguir el paso, sino  volverme a encontrar con el pasado mientras regreso a buscar el inicio en otra dirección.

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