Un veintiocho de marzo

No es el mismo tiempo, 
no regresamos al mismo lugar 
donde un día nos destejíamos con rapidez y angustia. 
Han pasado cinco años 
y son otras lágrimas la que derraman mis ojos, 
aguas nacidas de otros lados. 

Caminamos tras el féretro. 
Desgarrada nuestra alma 
iba arrastrándose por nuestro cuerpo. 

Llegaron los amigos más cercanos
y los valientes desde lejos. 
Nos vieron morir un poco, 
desparramados en nuestros llantos. 

Seguimos vivos papá,
y a distancia
están tus ojos, tu risa y tu abrazo...
son ahora huesos,
serán polvo sin amparo. 

Algunos días olvidaré que haz muerto 
un veintiocho de marzo. 
Habré tocado la felicidad una noche,
habré llorado en los ojos amados,
habré sonreído a la vida en un beso,
habré encontrado el amor en su abrazo...

Y ya no te recordaré muerto,
el ardor de aquel día, finalmente, 
habrá amainado.

Comentarios

Entradas populares