Libertad ¿Sola o acompañada?

Llevo dos días y medio sola en casa. El primero fue un alivio al sentir que tendría un par de días completos para mí; el segundo fue una crisis, porque una pierde la costumbre de verse a través de los propios ojos, pierde la costumbre de ver hacia adentro con claridad por pasar mucho tiempo observándose así misma desde afuera. Ese día de crisis quería salir corriendo, pero cómo podía realmente huir de mí misma, de mi nebulosa vista... Primero me quedé pegada al internet por horas, vi documentales de todo el mundo (lo menos vacío que podría hacer pasivamente), después, tuve el dedo pegado al botón de la computadora recorriendo la página inicial de face hasta quedar hastiada y quieta, fue así que tomé el cuaderno y escribí - mi primer acto de libertad-.  Y ahí estaba yo, amainando la ansiedad con tinta y lágrimas. Entonces comenzó a aclararse las opciones: salir a danzar a la calle, ir al cine a ver una película inquietante, hacer un ritual frente a una veladora y hundirme en un transe. Todavía sin poder elegir con claridad, elegí no decidir nada en especial y me subí al auto con Pituca (amiguita canina) y avancé. Conversé con mi hermana entre risas y llanto. Caminé  sin dirigir mi pensamiento a ninguna de las propuestas antes planteadas. Llegué al lugar acostumbrado para danzar y por suerte la logística cambió un poco y alcancé a llegar a tiempo para saltar a la felicidad efímera - pero alcanzable -, el baile.
Así tenía que ser, para qué pensar tanto, si la vida se va tejiendo como le da la gana.
El tercer día es hoy, y es impecablemente libre :D. ¿Libertad? Si, la libertad ocupa poco espacio afuera, no siempre es volar los amplios cielos o recorrer las largas montañas, también puede ser  muy sencillo como estar en un lugar sin ser observada, sin interrupciones, sin expectativas, sin determinaciones de horario, sin obligaciones, sin deber, algo así como desayunar ligera de ropa, tomar café,  más café y un poco más sin ninguna voz ajena o interna que diga -te va a poner nerviosa; ver caricaturas, echar carcajadas infantiles, soñar con películas ridículas... y después que comience la fiesta: Cantar a gritos como una loca, reír enajenada,  danzar, girar frente al espejo, fumar un puro en la escalera, escuchar música hasta soñar ... No me había enterado cuántas prohibiciones me encadenaban últimamente.
¿Todo esto es posible acompañada? ¿Será posible huir con los pensamientos teniendo interrupciones?  ¿Acostarse en las propias sensaciones de la piel y flotar en una canción de Mamani Keita con alguien a un lado viendo televisión? ¿Tomar los instrumentos y perderse en el canto y la música hasta desbalancear el peso corporal sin la quietud externa, aunque suene la puerta u otro celular?
Pues no queridas personas amistosas que leen esta breve reflexión, no hay fórmula para entrar en la sencilla libertad estando acompañada. Vendrán las cuestiones: ¿De pende dónde? o ¿Con quién?
Pero eso lo veremos en otro escrito. Por ahora les envío saludos y les deseo un liberador domingo con esta música que tiene alas.  Rokia Traore- Laidu

Lian Ventura


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