Las aguas del enigma.


Por repentina que parezca, la muerte acaece lentamente.
Así un ataúd se construye a diario con la carne de un árbol blando asignado por nacimiento misma que al morir se endurece para resguardarnos del agua.
También “partir es morir un poco”, morir es viajar indefinidamente, pasear por los recuerdos de los vivos bajo la lluvia de la aflicción mientras se escuchan todas las preguntas que por privilegio de muerte no se responden. El “premio” de morir es llevarse todos sus misterios. Hasta el cuerpecito más pequeño tiene para llevarse un secreto que ni él sabe.
Cómo te fuiste a morir tan de repente, todos veníamos a verte decorar el jardín, a ver como inventabas la suerte de unas  flores de agua sobre un llano ardiente.
Estamos enojadas porque te fuiste.
Te fuiste en una canoa labrada por tus manos a la orilla de las aguas enigmáticas por donde viajas solo. 
Que la madera te proteja y el silencio te guíe.

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