Palabra no me abandones



Palabra no me abandones.
Vengo pariendo palabras
desde que el lenguaje dejó semilla
sobre mi mente.
Concibo y te acuesto en el papel,
te miro y te canto,
te río y te lloro.
En ti sueño.
Contigo creo ilusiones transversales,
puertas subterráneas,
caminos distendidos,
estelas embriagadas,
alas deformes.
Palabra,
no me abandones,
eres el esqueleto de todas las ensoñaciones.
No eres mi realidad es cierto,
eres mis promesas,
eres la energía articulada en sonidos,
eres la energía dibujada.
Palabra,
eres la rama de la choza profunda,
eres la piedra de la cueva hundida,
eres las alas de la nave elevada.
Contigo he vivido siempre a solas,
eres la compañía de todos los principios inicuos,
eres la persecución de todos los delirios fugaces,
eres la continuación de la imagen intacta,
eres  el viento sobre la vida calcinante,
eres la imaginación terrestre de otros mundos.
Palabra,
mujercita de todas las creaciones,
eres la partera y la parida,
concebida en un acto sorpresa
de fecundación instantánea.
Palabra regresa,
no me abandones,
parí para verte parir,
para ver como te reproduces
en ésta vida vacía.
En esta vida estamos solas,
tu y tus hijas y otras palabras,
y las palabras siguientes y las otras.
Nací para amamantar palabras.
Mis pechos se secan
si no succionas metáforas.
Pierde sentido la maternidad
y pierde sentido la vida si no bebes
y te alimentas.
Estamos solas para escucharnos,
yo veo tus múltiples sentidos
y tu reflejas mis múltiples misterios
para comprender quiénes somos
en esta ruta ruidosa.
Dime las polifacéticas verdades que guardé
y que no encuentro en el interior del olvido.
Sé muy bien que tu sabes todo lo nunca dicho,
porque tu cualidad es parir
en una procreación interminable.

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